sábado, 2 de abril de 2011

UNA CASA RURAL


Ana, guapa:

Te mando este mail porque sé que abres tu correo bien temprano. Me vuelvo. Ya sé que os dije a mamá y a ti cuando os dejé al loro, que iba a estar veinte días perdida por entre estas rocas de las Hoces del Cabriel, a ver si de una vez pongo un poco de orden en mis ideas, pero he cambiado de parecer.

La casa rural…rural del todo, con vistas a los cortados, al embalse y con un aire puro envolviéndola que da gusto. La dueña es una ancianita sonriente de boca apretada porque los dientes los tiene como el “deshoje” de una margarita: uno sí, otro no, uno sí, otro no… Guisa de muerte pero nada suave porque hace una olleta de alubias pintas con oreja y morro de cerdo, que te chupas los dedos y para cambiar, hace el cocido cofrentino, con tocino y morcilla del lugar con lo que creo que he engordado en estos siete días, un par de kilos.

El caso es que me dio la habitación con vistas a los picachos verdes, preciosa, pero también una ventana de esa estancia, daba al corral. Me dijo que a otros huéspedes, les encantaba. Tenía, que los he contado, seis gallinas ponedoras, tres patos hermosos, un cerdo enorme, una cabra fisgona y simpática que te seguía con la mirada a donde quiera que te movieses y…un gallo. ¡El gallo…! Un engreído de narices que llevaba mártires a las pobres gallinas con su fachada de macho guapo y que hacía huir hasta los cerdos. Por si fuera poco, era de los que cantan en cuanto ven una luz en la madrugada y como al ir al baño, tenía que encender la lamparita del pasillo, pues el tío... ¡a cantar! El primer día, bueno, pero el siguiente, intenté llegar al aseo con la luz del móvil, tropecé con una sillita de enea y vuelta a revolucionar esta vez a todos los animales y a la vieja, que casi me muero del susto cuando la vi delante de mí con un gorro de colorines, unas sayas blancas hasta los pies y la boca abierta de par en par. Parecía el fantasma de la navidad.

Os lo contaré todo con detalle cuando llegue pero te adelantaré, que los días restantes era tal el kikirikí que soltaba el pollo allá a las cinco de la madrugada, que con razón la dueña se quejaba de que las gallinas, no ponían “guevos” ¿Cómo van a darlos con el susto que se llevan? Pero anoche, me tomé la justicia por mi cuenta. En mi paseo, cogí un par de piedras hermosas a ver si al lanzárselas se callaba. A la primera, lo conseguí, pero cuando más disfrutaba de mi sueño con las primeras luces, otra vez estalló su irritante canto. No me lo pensé y con toda mi fuerza, lancé la segunda y…¡qué pena siento! : creo que he matado a la cabra. Sí, porque a eso de las ocho he visto a mi enemigo despierto y la cabra parecía demasiado dormida a esas horas. ¡Pobrecilla y qué pena me da...! Entonces, he hecho mi poco equipaje, he dejado una nota de despedida urgente a la viejecita diciendo que mamá estaba enferma, doscientos euros por la estancia y cien más para que reponga a la cabra difunta (aunque no he escrito nada de mi hazaña) y me he bajado al pueblo a toda leche antes de que despertase y aquí en un cibercafé, espero el autobús con impaciencia para largarme cuanto antes por si le da la idea a la mujer y aparece con una estaca para vengar al animal.

Os recogeré al loro y ya hablamos. ¡Pobre cabra...! No dejo de pensar en ella y espero que esté viva.

Besos, hermana.

30 comentarios:

María dijo...

La leche que te dieron, Paisana, jajaja, pobre bicho.

Yo conozco a uno que dice que metía a su cabra en el frigorífico para que le diera la leche fresca pero lo tuyo es peor, jajaja.

Como me he reido.

Besos

Perlita dijo...

MARÍA, guapa...(pero no te lo digo en plan epistolar)

Con lo que está pasando, ¿tú crees que no vamos a sacar el humor en cuanto se puede? Yo estoy temblando hasta que, por lejos que esté, nos pueda llegar aquí esa radiación terrible desde los mares de Japón. ¡Pobre gente! Eso sí que ha sido una pena, entonces, pues mira, ¡a sonreír un poquito que las penas llegan solas!
Un abrazo, Carmen Sabater.

Hada Saltarina dijo...

Sí, Perlita, sonreir, reír, y por eso te agradezco tanto un texto de esos que tan bien escribes y con tanta chispa humorística. Mark Twain decía que la única forma de soportar la desventura era con ls risa, y tú la manejas de manera excelente. Gracias por el texto, gracias por el comentario en mi blog que me ha llegado al alma ante alguna crítica acerada que hubo, y sobre todo gracias por ser mi amiga.

Besitos

Mos dijo...

Amiga Perlita: Lo tuyo es muy fuerte. Siempre sacándonos la sonrisa en los labios e imaginándonos las situaciones cómicas de tus relatos.
Pobrecica la cabra, tú. Y el gallo peleón a sus anchas por el corral.

Me ha gustado, Perlita. A ver si me hago con tu libro de "La casa del canónigo" y presumo de buena lectura y de "bloguearme" con la autora que es resalada y paisana.
Siempre un abrazo desde mi orilla.

PD: He visto fotos y leído comentarios y entrevistas sobre tu obra literaria. Lo de la poesía para niños tiene que ser muy gratificante.
Otro abrazo grandote desde mi orilla.

Folhetim Cultural dijo...

Olá passo em seu blog para convidar você a visitar o meu que é dedicado a cultura. De segunda a sexta feira noticiário cultural aos sábados minha coluna poética ás 09 horas da manhã e ás 5 da tarde Chá das 5 sempre com uma participação especial. Irei guardar sua visita lá. Abraços sucesso em seu blog. O endereço é informativofolhetimcultural.blogspot.com

Magno Oliveira
Twitter: @oliveirasmagno ou twitter/oliveirasmagno
Telefone: 55 11 61903992
E-mail oliveira_m_silva@hotmail.com

Tesa Medina dijo...

¿Qué es eso que comenta Mos de poesía para niños? Me interesa.

Y vayamos a la cabra, ha tenido que ser la pobre cabra, yo las encuentro divinas, será porque desde pequeña siempre me han dicho que estoy loca como una cabra.

Ellas son anárquicas, intrépidas subiendo por peñascos y dejando sus cuatro patitas muy cerca del abismo para asustarnos.

Y las más adaptable del monte, y no se las puede entontecer como a las ovejas, y encima sus quesos me hacer perder el poco sentido que me queda.


Un placer, unas risas y un poco de aíre fresco me llevo de pasar por tu rincón.

Un beso, Carmen, y mira que tienes gracia.

Susana Peiró dijo...

Jajajajajajajaja! Me has hecho reír con muchas ganas, y es que sos tremenda con estos relatos y tenés “pimienta”, salero, humor y una imaginación de madre mìa!
Gracias por el excelente momento entre tus letras guapa mìa! Y Besos, muchos Besos para Vos!

angel almela dijo...

Carmen, lo tuyo con los animales es fuerte...¡Jo!
Bonito texto, de verdad.

gamar dijo...

Pero que puntería!
Será una buena oportunidad de un asado criollo.
Besos

Perlita dijo...

FOLHETIM:

Muy agradecida por tu invitación y allá voy a tu blog porque es muy interesante.
Un abrazo.-

Perlita dijo...

HADA:
¿Sabes? Me alegro que hayas sonreído con el relato, pero respecto a "tu" comentarista, no publiques cuando puedas sentirte triste con esas situaciones. Tu buena disposición a aceptar lo que dicen, demuestra lo buena persona que eres, pero sufrir por sufrir...No debes hacerlo amiga mía. Ya te escribiré.
Un beso grande y mi retraso en venir por aquí, es que no "vivo" en mi casa últimamente, pero te leo en cuanto "pillo" un ordenador ajeno.
Repito: Besos.

Perlita dijo...

MOS:

Hoy, de vuelta a casa, hemos parado a comer en Chinchón y en una especie de cobertizo, había una cabra...¿Te querrás creer que le he dado una zanahoria y no se me despegaba después el animalito? Son unos bichos simpáticos y la ficción, ficción es. Lamento haberla "matado" Si sirvió el relato para sonreír, pues me alegro. Gracias por tus palabras y te diré que el resto de epístolas (ahora en el registro de ISBN) me han quedado graciosillas.

Lamento no contar con ningún ejemplar de "La Casa del Canónigo" Puede que se reedite porque solo hicieron 500 ejemplares y volaron en un mes, creo que por ser una novela costumbrista sin complicaciones, amable y de ambiente rural y murciano.

Un abrazo y gracias por la importancia que me das, amigo. Carmen.

Perlita dijo...

TESA:
¿También estabas tú como una cabra? ¡Ja, ja...! Ya sabía yo que congeniábamos por algo. Pero si con nuestras "locuras" de medio pelo, alguien lo pasó bien con nosotras en el mejor de los sentidos, ¿no te parece que es fenomenal? Además, tú eres una artista y las artistas poseen ese pelín de originalidad exaltada que las hace ser sublimes.
Un fuerte abrazo y como ya estoy en casa, te envío el librito aunque sea de la primera edición con alguna errata.
Un beso.

Perlita dijo...

SUSANA:

Y yo te admiro por tus presentaciones de esas mujeres extraordinarias que nos hacen sentir orgullosas a las demás. Hasta las señoras malas, tuvieron "arte" para serlo. Recomiendo tu blog por lo mucho que enseña.

Bueno...creo que siempre paga el que menos culpa tiene como es el caso de nuestra querida cabra.¡Cosas injustas!
Muchas gracias, querida Susana y muchos besos.- Carmen Sabater.

Perlita dijo...

ANGEL:

Noooo... Los animales y yo nos llevamos muy bien, palabra. Menos los toros con esos terribles cuernos, que solo los miro de lejos, los otros, preciosos. Otra cosa son los insectos...
¿Comercializas tus poemarios?
Un abrazo, Carmen.

Perlita dijo...

GAMAR:

¿Los asados criollos se hacen con carne de cabra? Me encanta esta cultura culinaria que me dais mis amigos blogueros porque ni idea. A mí de la cabra, lo que me gusta es la leche y el queso. La carne, demasiado fuerte aunque creo que usáis muchas especias para adobar ¿no es así? Disimulará el sabor.
Un abrazo para allá, amigo.
Carmen.

Trini Reina dijo...

Esto demuestras que siempre pierde el más inocente:)

Pobre cabra, que culpa tendría ella.

Me ha encantado el relato y me ha puesto una sonrisa en la cara que espero me dure buena parte del lunes.


Abrazos

Perlita dijo...

TRINIREINA:
Pues mira, no lo había pensado y me ha llegado al alma eso de que los inocentes siempre son los que más pierden...Voy a ver cómo lo apaño aunque sea con otro relato donde una heroína sea la cabra.
Gracias, guapa. Un beso, Carmen.

Ximo Segarra "ACAPU" dijo...

Jo, qué bien contado. Lástima por la cabra, pero yo creo que estaba dormida. Dentro de unos meses puede pasarse por allí de incógnito y seguro que el animal sigue vivito y fisgoneando... pero eso sí, que no se le acerque porque de seguro le embiste...

Saludos :)

Ximo Segarra "ACAPU" dijo...

Vayaaaa, que acabo de leer los comentarios y era todo ficción, pues yo me lo había creído, oye.

Bueno, pues eso, un abrazote y a seguir escribiendo así de bien.

Perlita dijo...

XIMO:
Gracias, hombre. Tienes razón y aunque todo el relato forma parte de otros tantos epistolares, como aún no está acabado el libro, voy a ver cómo resucito (o que no me cargase) a la pobre cabra.
¡Qué buenas personas sois todos los que sentís esa pena por el animalito. Seguro que no hubiera pasado si el que se queda tieso es el gallo lo cual me lleva a la conclusión de que los chulos y prepotentes no pintan mucho en la sensibilidad de la gente de bien.
Sois unos buenazos y me alegro.

¿De verdad te lo habías creído? Me honras...
Un abrazo, Carmen.

Manuel Torres Rojas dijo...

Pues...francamente, el relato está tan justamente narrado, que te perdono la tentativa de "cabricidio" en primer grado. De todas formas, consolémonos pensando que de un cantazo no se mata a una cabra tan guapa y ¡más blanca que la leche! Ego absolvo pecatis tuis...Amén

Perlita dijo...

MANUEL MARÍA:
¿Que un cantazo no mata a una cabra? ¡Qué alivio! Lo del cabricidio me habría machacado.
Se te da bien el latín y encima para mi perdón ¿Significativo ese latín? ¡Nosce te ipsum...! Hala...
Muchas gracias por tu comentario. Veo que la cabra triunfa.

Mariola López dijo...

jajajajaja
Pasaba por aquí de casualidad, pero...me quedo me has sacado una buena sonrisa.
Un abrazo

Perlita dijo...

MARIOLA:

Gracias, guapa. Me alegro de tenerte por aquí tantas veces quieras. Tienes un blog precioso y muy inspirado Enhorabuena.
Abrazos, Carmen.

Lua dijo...

Besotes Guapa .Muy buen fin de semana .Muacks

La cuentera Idaluz dijo...

Las sorpresas que dan las casas rurales. La tuya tiene todos los ingredientes para hacer un relato divertido como el que nos cuentas.

Yo, en Alcantarilla, en casa de unos tíos que tenian vacas, la ventana daba a la cuadra. ¡No podíamos dormir cada vez que las vaquitas hacian aguas mayores!

Saludos, paisana.

Perlita dijo...

LUA:

Me encanta "verte" por aquí. Muchos besotes. ¿No actualizas el blog?

Perlita dijo...

CUENTERA:
¿Alcantarilla? ¡Cuántos recuerdos...! Mi pandilla de amigas parecíamos turroneras en las fiestas de ese precioso pueblo (hoy desconocido por lo moderno) y también de la Media Legua, La Raya...
En la Puebla de Soto, lo que iban por las calles eran las cabras ¿lo recuerdas? Alcantarilla era algo más exquisita y de ahí que tus tíos tuviesen vacas, seguro. Eso: preciosas vacas en corralones por detrás de la fábrica de los Yelo con ubres llenas que daban una leche que ni hervíamos para degustarla, las insensatas de nosotras y había también cada paracaidista...
Besos, paisana. Carmen

Perlita dijo...

GATA:

Eres un encanto, amiga, y recomiendo tu blog a todos los que tienen la amabilidad de ser mis amigos y lectores a través de este medio por el arte que encierra en sus distintas presentaciones. Reservado para artistas. Allá voy a ver qué COQUETERÍA magistral nos presentas hoy.
Besos, Carmen.

Perlas del Segura