sábado, 16 de junio de 2012

ANÓNIMOS

Procuro no hablar en mi blog de política. Tampoco entiendo demasiado y menos en estos tiempos que corren. Cada cual que piense como quiera pero aunque se diga, nadie es totalmente apolítico y en el interior hay algo que se revuelve para bien o para mal cuando afloran ideas distintas a las nuestras y defendidas con mayor o menor vehemencia. Por eso...¿para qué nombrar a políticos de turno, a los pasados y a los que podrían haber sido, con el calentón suficiente para que al final nos molestemos mutuamente porque no pensamos igual?
Tengo muchas personas  en estas entradas blogueras a los que he llegado a querer y admirar aunque no los conozca personalmente. Como lo digo. A través de lo que escriben, de sus obras, de sus relatos, imaginación y ocurrencias, en suma, por su valía, es como si los tuviera delante con su ficha psicológica en la mano y sus caras amigas.  Les he contado en correos personales algunas preocupaciones, penas, alegrías, proyectos y todo eso con plena confianza y ellas a mí también. Algunas están en mis antípodas porque sus pensamientos y los míos en orden religioso o en los políticos son como palomas con vuelos distintos hacia el norte y al sur, pero pensando como piensen libremente son sobre todo, buenas personas. Siempre digo que Dios no mide con las medidas humanas y para Él no hay descalificaciones...¿Quién es bueno y quién malo? ¿Quiénes somos para juzgar a nadie por lo que piensa? ¿Les vamos a obligar a que tomen la histórica cicuta por no tener nuestras ideas?
Hay personas que se dicen agnósticas y lo son y que prestan servicios muy loables en nuestra sociedad tan necesitada (ahora más que nunca) entre chicos de familias desestructuradas o entre  personas que se abandonan en una corriente suicida hacia al abismo y hay que abriles los ojos para que no se despeñen. Hay por otro lado creyentes que se miran los pies y silban ante la visión de alguna calamidad como si no fuera con ellos. De todo hay en todos los signos y creencias.
Una vez hablé aquí sobre el aborto por una penosa anécdota de la que fui testigo, con final feliz, y hubo opiniones de todos los colores pero siempre dadas desde el respeto y la educación. Ahí conocí a mucha clase de gente con las que sigo en contacto y muy a gusto.
Mi entrada anterior, MARÍA, solo pretendía subrayar una situación de la que todos somos testigos. No soy una "santurrona" ni mis seguidores sois unos santurrones, ni "fachas" ni nada parecido; pero mira por dónde me dicen por mail que lo soy y todos los que me habéis dejado vuestro testimonio. Me trae sin cuidado, la verdad. Lo que sí me molesta es la penosa falta de educación, el insulto por el insulto, la indecencia  de las palabras soeces y la solemne cobardía del que se ampara en el anonimato.   

Perlas del Segura