viernes, 29 de mayo de 2015

COSAS DE LA CALLE




Al mendigo  de una esquina cercana a mi domicilio lo veía siempre acompañado de un perrillo mugroso pero de aspecto saludable que, aparentemente, tenía una vida de lo más placentera junto a su amo. Estaba siempre tumbado sobre un trapo a modo de manta que su dueño estiraba de vez en cuando como temiendo que el animal pudiera sentirse incómodo con alguna arruga. También en el suelo, junto a ellos, un trozo de cartón irregular tenía esta lectura: “Por favor, mi perro necesita que lo lleve al veterinario. Deje una ayuda”
Francamente, la llamada de atención me la creía a medias. Hay algunos otros carteles que acompañan a estas personas habitantes de la calle y compañeras de la pena: “Tengo hambre” “Tengo 7 hijos…” En estos tiempos que corren, cualquier cosa puede ser verdad o mentira en lo que a petición de caridad toca  y yo, trato de creer solo un poco del drama que se expone en el recorte de cartón, huyendo quizás, de que todo eso sea cierto.
Esta mañana alrededor del mendigo había un grupo de personas. Me he acercado movida por la curiosidad y entonces he visto cómo el perro mascota yacía en el suelo con los ojillos  entornados, vidriosos, inerte…muerto.
Una mujer entró en un bar y le  acercó al amo desconsolado, un bocadillo y un vaso de plástico con alguna tisana tranquilizante. El pobre lloraba la muerte del compañero en silencio pero como si esa fuera su única y  más grande de las penas en su mísera vida.
Alguien había avisado al ayuntamiento para que recogieran al animal y  cuando al fin llegaron, el hombre se limpió las lágrimas, se puso en pie y echó a andar saliendo de esa escena sin volver la vista atrás. Extraño comportamiento que algún experto psicólogo podría explicar.

 Nos fuimos yendo cada cual a seguir con su quehacer cotidiano  pero yo me sorprendí llorando.

9 comentarios:

Sor.Cecilia Codina Masachs dijo...

Triste historia Carmen, ya no sabemos qué creernos, pero mira, me enseñaron a hacer el bien y si me engañan, yo quedo tranquila porque he hecho lo que debía.
No me sorprende la actitud del mendigo,hizo cuanto pudo por su perro estando con vida, una vez muerto se marchó triste-seguro- pero ya no había qué hacer nada más. Ello me recuerda las plagas de Egipto, el primogénito del faraón se moría, hizo plegarias a sus dioses y ayunó, una vez muerto, pidió comida y la vida continuó.
Gracias
Un gran beso

Perlita dijo...

Un buen comentario, Hermana. Queda la pena de que no sabemos cómo acertar con esto de los mendigos y mucho me temo que alguna vez seremos injustos con ellos.
Espero que estés bien que un año más no es nada. ¡¡Felicidades!!
Un beso, Carmen

Martha Barnes dijo...

Querida amiga ,hice un comentario ynosalió un beso Martha (Argentina)

Tesa Medina dijo...

Un triste historia, Perlita. Ante ese letrero me hubiera parado y le hubiera preguntado. No hay nada peor para estas personas que la indiferencia.

Puede que alguien nos engañe, pero la mayoría no lo hacen.

Un día vi como la gente se reía ante un chico joven que llorando y desesperado les pedía leche infantil para su bebé.

Le quise dar dinero, pero me dijo que se la comprara yo. Fuí con él a la farmacia y se la compré, salió corriendo aliviado. Me contó que vivían de okupas, y que su mujer apenas tenía leche y la niña lloraba de hambre.

Creo que el hombre de tu historia se alejó triste por no haber podido salvar a su perro, y también con un desencanto más con esas "buenas personas" que creyeron que su cartel era una treta más.

El dolor verdadero no quiere espectadores, tal vez ahí esté la clave de que se alejara sin volver la vista atrás. Se había quedado sin amigos.

Un abrazo,

Mucha dijo...

Tremendo de bello y emotivo..beso

Mucha dijo...

Tremendo de bello y emotivo..beso

Martha Barnes dijo...

Perla querida amiga; Estoy leyendo tu historia y se me estruja elcorazón, También por estos lares, vemos personas y animales en situación de calle,Mi hija y yo cuando podemos ayudamos ,Hace poco tiempo ,encontramos una cachorra que era un sacode pulgas y llena de parásitos ,,,entonces,la limpiamos ,,,la vió un veterinario y hoy la tiene una persona ,como una reina,,,,,pero el asunto es más complejo,,,porque unos mugrientos, la buscaban,y la escondimos para salvarle la vida, En varias ocasiones ,desde siempre me ocupé de éso y mi hija hace lo mismo,Si hablamos de personas ,también les tiendo una mano,pero cuando veo que siempre son los mismos ,me hago aun lado, bueno amiga espero que estés muy bien,y me gustaría verte en miblog, Te mando un beso grandote ,Martha

Rayén dijo...

A veces para estas personas los animalitos son como esa familia que no tuvieron o que los abandonó, por el motivo que fuese.
Triste pero a la vez bonita la historia.
Un abrazo y feliz miércoles.

Perlita dijo...

Queridos amigos, veo que somos muchos los que pensamos de forma parecida. Siempre pienso que para implorar la caridad ajena, llegar a eso, tiene que haber un motivo. Sin quedar como persona "buena", que me da rubor, prefiero que me tomen por tonta que pasar de largo cuando hay algo en la persona que pide que convence.
Y para Tesa, diré, que eso de comprar un bote de leche para un bebe, es algo importante porque no todo el mundo sabe que en Cáritas ayudan, o se resisten a pedir esa ayuda porque creen que abusan.
En Valencia, la llamada "Casa Grande" se tienen hasta listados de madres que necesitan alimento para sus recién nacidos sin distinción alguna de raza o credo.
Y en cuanto a preocuparse de un animalito...Diré, Martha, que no me fio nada de las personas que son capaces de maltratar a un animal o simplemente, no atenderlo. Esas son capaces de maltratar también a su semejante.
Un fuerte abrazo a todos

Perlas del Segura